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  • Fernanda Máxima Ramírez

Covirus2020: Horror y capitalismo en tiempos de covid19.

¿Dónde está el horror en la actual situación covid19? Ciertamente no en el virus mismo, no es más que una especie orgánica que existe desde tiempos anteriores a nuestro calendario solar, incapaz de cualquier moral- el horror no se encuentra sino en los efectos que el virus causa una vez integrado a nuestros sistemas de funcionamiento como seres humanos.

Puede que el término necropolítica acuñado por Mbembe sea el más adecuado para nombrar lo que se nos muestra en los medios de comunicación (sea televisión, diarios o redes sociales), hospitales públicos al borde del colapso, los sectores más vulnerables del país son siquiera considerados en planes de prevención o barreras sanitarias. Trabajadores despedidos y las medidas inmediatas dadas por el gobierno parecieran proteger únicamente al empleador. Cuando dejar morir a un ser humano se vuelve política pública, en otras palaras, cuando el estado de excepción se vuelve la norma se obtiene como resultado la deshumanización de individuos. Para que exista necropolítica como política pública primero quien gobierna debe apelar continuamente a un estado de emergencia y desde allí perseguir incansablemente, sin tregua a un enemigo fantasmático perfecto. De esa manera cualquier forma de matanza estaría permitida, sin distinción de quién sea dicho enemigo.


Bajo un estado que aplica medidas de necropolítica, los medios se confunden rápidamente con los fines: para mantenerse debe haber muerte, debe matar para mantener bajo amenaza. Ahora, el problema es que no se trata de un Gobierno Capitalista o de una figura Poderosa con un plan malvado quienes impongan este modelo, no existe tal cosa como un botón genocida manejado por un grupo de millonarios obesos. Mbembe es el principal crítico del término que él mismo acuñó, entre sus razones está el que ya no hay guerras presenciales, es decir ya no hay capital directo humano de muerte. Es cierto que las armas ya no son medios de muerte ni de trabajo como política pública de estado, Asia acaba de ganar la tercera guerra mundial sin siquiera lanzar un misil.

Con todo aquello, en realidad considero que el término necropolítica no es el más apropiado, pero sí el más fácil de ver en un comienzo. Podríamos explicarlo en este punto como una mutación de la necropolítica como herramienta que conforma parte de nuestra información genético social. Me explico: tal como Arendt postuló que un humano común y corriente puede ser capaz de las atrocidades más grandes si se le dan las condiciones necesarias para ello, el uso de necropolíticas no es algo separado de cada uno de nosotros mortales individuos que conforman y hacen funcionar las instituciones e infraestructuras sociales en la actualidad.

Ahora bien, de ninguna manera estoy validado el actuar poco esclarecido o negligente de ningún estado o gobierno ni mucho menos el genocidio. Simplemente se trata de proponer un vuelco de 180° al punto de vista de la actual situación. Si volvemos a la pregunta que inaugura el presente escrito ¿Dónde está el horror es esta situación actual covid19? El horror está en que el virus llegó para quedarse, ha parasitado todos nuestros sistemas, se reprodujo en ellos, en individuos, en opiniones, en instituciones, materialidades, todos por igual y nos tiene sumergidos en la desconfianza, el desamparo y angustias constantes que trae la incertidumbre. Dicho de otro modo, devenimos virus y de un momento a otro, cada cosa que conocemos es un enemigo fantasmático perfecto, y si no, pues es una potencial amenaza de serlo en cualquier momento. Todos somos potencialmente* un enemigo o un terrorista.

En la película de John Carpenter The thing (1982), el virus extraterrestre -del cual no conocemos su apariencia ni su origen- toma como huésped el cuerpo de los habitantes de la aislada base militar en la Antártida, devora las células de sus huéspedes y las imita en apariencia y funcionamiento. El huésped no cambia en apariencia, ni en su manera de hablar, ni en sus artificiosas funciones humanas cotidianas, pero es otro y es hostil. Rápidamente los habitantes de la base comienzan a atacarse unos a otros permitiendo así la proliferación del virus. El covid19 opera bajo el mismo principio, todos nos encontramos contagiados de alguna manera, somos otros pero los mismos, ahora potencialmente hostiles muchas veces sin siquiera quererlo.

Es fácil culpar a un sistema económico -el capitalismo en este caso- de ser el enemigo perfecto o el responsable de dejar morir, así como también, de clasificar a seres humanos como “descartables” si se considera a dicho sistema como un órgano separado de mí como individuo. Benjamin ya vaticinó que al capitalismo lo hacemos todos cuando se refirió a él como una religión (sin dogma, sin piedad) que mantiene al espíritu enfermo de preocupaciones culposas. Lo que no es sencillo de aceptar es que el enemigo perfecto no es una cosa separada de nosotros como sistema, más bien dicho, nosotros devenimos capitalismo tanto como el capitalismo nos deviene.

Al igual que el capitalismo el covid19 es un organismo que entiende a la perfección el orden y el poder agencial que la materia posee. Tal como The thing, una vez ya huéspedes, el virus imita y reemplaza nuestras células y estructuras, dicho de otro modo, el capitalismo que está siendo con nosotros intra-actúa* con el covid19 para mutar nuevamente. Los efectos de esto son los Acontecimientos* que hemos visto desde ya hace algunos meses: el individualismo insufrible que ha florecido, el vivir empujados a situaciones límite, la deshumanización de individuos o de grupos para validar su eliminación, el deterioro progresivo de la salud mental de miles de personas. Pensamientos o deseos que consideraríamos repudiables de no estar en un estado de excepción. Eso es el horror.

El Acontecimiento covid19 es un fenómeno horrible, ya que de alguna manera nos expone a una perspectiva dislocada de la linealidad causal base de nuestra ya conocida norma antopocéntrica. Es horrible porque expone aquellas aristas en cada uno de nosotros -sin excepciones- que creíamos que no estaban allí, los pensamientos que no deberían decirse en voz alta, y sensaciones de las que nos creíamos incapaces.


Quisiera mencionar dos diferentes comentarios acerca de la situación actual, se trata de las posturas de S. Zizek y B.C Han sobre el virus y sus efectos en el capitalismo, el primero –aun aferrado al imposible de una utopía- postuló que el covid19 es un golpe final para el capitalismo, y todos resurgiríamos más solidarios, unidos y fuertes como comunidad. Por el contrario, Han - curiosamente oriundo de tierras autoritarias y naturaleza colectiva - afirma que el capitalismo tomaría más fuerza que nunca. Estimo que este último se acerca a un escenario acertado, precisamente porque su enunciado se ubica ya desde una red de heterogeneidades múltiples, donde el capitalismo no es un enemigo perfecto, sino que es un organismo que está siendo con nosotros que se reproduce en la capacidad autopoiética de la materia para seguir siendo, co-emergiendo con cada decisión y acción ejecutada.

Así entonces el covid19 no destruirá al capitalismo “cuando todo esto acabe”, sino que ya se están afectando, excitándose mutuamente en perfecta intra-acción. Los síntomas son los Acontecimientos en el día a día o mutaciones constantes. No podemos conocer aún su forma ni sus herramientas tal como en The thing. Requiere de unos desastres iniciales, un par de mutaciones-prueba hasta que se perfeccione y allí seguiremos siendo con él, quizás resulte una versión body horror snuff on demand de una sociedad de ultra auto vigilancia.

Sin más, todo lo ya escrito es un ensamble que fluctúa entre la observación de y la especulación, no podemos decir a ciencia cierta qué es lo que va a ocurrir ni de qué forma, porque estamos volcados a vivir un día a la vez. Como sea, me tomaré a continuación la libertad de ser cursi y decir que ya nada es lo mismo y por mucho que nos reconozcamos en el espejo en las mañanas, no somos los mismos, no lo volveremos a ser. Nunca más.



* Acuñado por Karen Barad (2007), una intra acción ocurre donde el "enredo" o relación de diversos componentes muchas veces heterogéneos, es un requisito esencial y no un resultado de una acción. Intra acción viene de la potencia inherente de los componentes y de ella se obtiene un acontecimiento del que aún es posible distinguir las partes.

*Un acontecimiento emerge como estallido de fuerzas diferenciadas que se manifiestan en un estado de las cosas (Zizek, S. 2014). Para Deleuze un Acontecimiento desestabiliza el orden ya establecido de las cosas (1989), Para Barad (2007) un Acontecimiento es el resultado percibible de una o múltiples intra acciónes ocurriendo.


*La noción de potencia no debe entenderse en sentido aristotélico (como el movimiento de la sustancia), sino que debemos comprenderla como identificada, a su vez, con la acción o agencia, es decir, la potencia es siempre flujo o movimiento. En este sentido, la potencia es un movimiento de fuerza/poder que está en acontecer constante.


Referencias:

Arendt, Hannah. Eichman en Jerusalén, un estudio sobre la banalidad del mal. Barcelona, Lumen, 1999.

Barad, Karen. Meeting the Universe Halfway. Quantum Physics and the Entanglement of Matter and Meaning. London. Duke University Press, 2007.

Benjamin, Walter. El capitalismo como religión. Madrid: La llama, 2014. (Recuperado desde https://lallamaediciones.files.wordpress.com/2015/01/capitalismo-como-religic3b3n-web1.pdf)

Carpenter, John, The Thing (1982)

Deleuze, G. (2008).En medio de Spinoza. Buenos Aires: Cactus.

Mbembe, Achille. Necropolítica. España: Melusina, 2011.

Zizek, S. (2014).Acontecimiento. Madrid: Editorial Sexto Piso.



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